Centro Cultural de Chile: En el arte, no tengo amigos!




Protagonista de la Escena de Avanzada, ex asesor del PPD, pionero de transgresoras performances, el artista y publicista Carlos Leppe da a conocer su ambicioso proyecto como agregado cultural en Argentina y director del nuevo Centro Cultural de Chile en Buenos Aires.

Polémica en algunos y fascinación en otros causa el reciente nombramiento de Carlos Leppe como el primer agregado cultural de este gobierno en Argentina y director del único centro cultural que tendrá nuestro país en el exterior. Con una reconocida trayectoria artística en performances e intervenciones, que incluye también una más desconocida pintura celebrada por la crítica, los inicios de Leppe se remontan a los años 70 como uno de los protagonistas de la llamada Escena de Avanzada, con Nelly Richard, Carlos Altamirano y Francisco Smythe, con recordados actos sociopolíticos donde declaraban la muerte de la pintura y se ubicaban contra la institucionalidad vigente. Luego pasa a ser asesor el PPD, participa como publicista en la campaña del NO, y poco antes de la segunda vuelta presidencial, este año, sorprende con su apoyo a Piñera.

"Los agregados no harán cosas tipo Muerte en Venecia"
Esta semana se supo de los nombramientos de Leppe, ante lo cual nos aclara de entrada: "No me están pagando favor alguno. Es un trabajo de producción cultural específico, para el cual tengo el suficiente expertise . Y en este cargo no es el artista, sino el gestor y productor el que se define". Reconoce que lo motivó especialmente la idea de que ahora "los agregados culturales en vez de ponerse a hacer cosas tipo "Muerte en Venecia", tomar café en los salones de París, probar el escargot y pasearse de cóctel en cóctel, hagan, en cambio, un proyecto. El cargo no es una beca para una artista, ni para que lo pasen bien o profundicen sus conocimientos, como ha sido siempre -en la decadencia más absoluta-, salvo excepciones históricas. Debe estar para levantar proyectos a partir de un profundo dominio de la realidad cultural del país y del exterior. El gestor tiene que manejar una idea de centros culturales, galerismo, coleccionismo, procesos y protagonistas de la escena".

Leppe (dos veces premio Altazor, con muestras y publicaciones internacionales) no transa en su visión de cultura, menos hoy en que se encuentra muy cercano al ministro Cruz-Coke: "Comparto que deben haber algunas políticas culturales populares y no puedo obligar a la gente a que entienda a la primera la obra de un Eugenio Dittborn o de Alfredo Jaar. Pero ello no quiere decir de que para el trabajo de la cultura no hay que crear todas las instancias para que se pueda producir un urdiembre sabia", nos afirma.

Trabajólico y muy estudioso, el artista, publicista y también asesor y director de arte de TV, no elude en la entrevista ni una sola pregunta, por incómoda que resulte.

Cambio de bando
-¿Cómo se siente estar en el otro bando, desde haber sido protagonista de la Escena de Avanzada, artista y francotirador de izquierda, a representante del gobierno de derecha del Presidente Sebastián Piñera ?
"No me reconozco en la figura del francotirador. Ser miembro de esa Escena a la que se refiere no era ser francotirador, sino que de algún modo era ser oficialista de la oposición democrática de entonces. Malamente podría serlo, habiendo trabajado tanto en comunicaciones estratégicas. Fui cercano a la campaña del NO, pero me siento ahora muy bien formando parte de este gobierno, a 20 años de todo aquello. Los gobiernos de la Concertación eran "otra derecha". La cuestión no se resuelve en izquierda y derecha, y hoy existe una suerte de derecha más abierta".

-Pero usted se ha rebelado también constantemente contra la institucionalidad cultural, de la cual será un representante oficial.
"Una cosa es mi posición como artista que se sitúa en otro plano. Ahí creo que el arte es la conciencia crítica de la cultura. Pero como gestor no es posible política alguna fuera de la institución. Pensarlo es una ingenuidad. Hoy me importa mucho colaborar con el desarrollo de una política pública consecuente en cultura . Me siento muy cómodo apoyando la gestión del ministro de Cultura".
"Tengo también un plano moralista"

-¿Cómo piensa relacionarse con el embajador Miguel Otero, con integrantes de su familia del Opus Dei ?
"Uno no va a Argentina a defender territorios de algunos, sino que a defender la cultura, el respeto a nuestro trabajo. Yo vengo de un mundo del arte y de la publicidad, y hay que ser valiente, nadie puede ocultar su pasado y presente. Pero también se ha frivolizado al Leppe artista y publicista. Y en esto he sido muy claro: tengo también un plano moralista. He propuesto revisar la televisión como una tarea urgente. La cultura no se puede reducir al rating y a la publicidad. Tiene que haber un organismo cultural observador".

-Usted tiene un proyecto para Argentina, que empezó hace meses. ¿Sabía que iba ser agregado cultural ?
"No. Pero hace meses que converso con el ministro Cruz-Coke. Estoy colaborando en su gestión desde diversos ámbitos y junto a grandes profesionales, como el arquitecto Cristián Martner y Patricia Ríos".

-¿Tiene algún modelo de centro cultural que desearía tomar de él ?
"Podría pensar como referencias lejanas en el Instituto Cervantes o en el Goethe. Pero esta es una experiencia única, que requiere decisiones audaces. Es preciso diseñar un concepto adecuado a la densidad de las relaciones bilaterales. Es el primer Centro Cultural de Chile en el extranjero".

-Un gran interés suyo es que Chile se posicione con nuestras actividades y creaciones culturales, y no tanto como un "admirador" de la cultura argentina. ¿No es mucho?
"Para nada. Es preciso desarrollar una ambición consecuente con nuestros de-seos de colocación en la parrilla internacional de la cultura. Esto significa pensar una política de inscripción de nuestras producciones más relevantes, más allá solo del reconocimiento. Producir planos de recepción. Porque hemos vivido aterrados por la fortaleza de la cultura en Argentina. Lo cierto es que cuando en el pasado ellos mandaron emisores a comprar arte para sus museos llegaron con Renoir, Picassos, Van Gogh, y nosotros, en cambio, regresamos con copias, réplicas, y ni siquiera de los grandes. En los años 60 se crea en Buenos Aires el centro Vitella, que se relaciona con los movimientos vanguardistas internacionales, mientras las universidades chilenas se dedican a destruir el arribo de la modernidad. Después ellos tienen otra gran inscripción internacional. Se funda el CAYC con Jorge Glusbert quien organiza una política de visibilidad cultural. Hace una reinternacionalización del arte, proponiéndose por ejemplo ganar la Bienal de Venecia".

-¿Cómo lograr algo de ello ?
"Una de las tareas es asegurar las instancias de la presencia ferial de Chile en Buenos Aires, en el libro y en las artes visuales. Tenemos que promover e incitar al galerismo chileno que quiera atravesar la cordillera con una presencia más profesional y ambiciosa. En ArteBa están las posibilidades de vender, pero las ferias hoy tienen un paralelismo con las bienales. Y hay que tener una participación más cómplice en la Feria de Libro".

-Y en teatro, ¿qué podemos hacer en un país tan desarrollado en ello?
"Hay que montar grandes obras chilenas de la dramaturgia emergente, que es muy reconocida en Buenos Aires".

-¿Cuenta con fondos ?
"Con una muy buena gestión el capital corre detrás del talento. Cuando la empresa privada vea que se está acuñando un momento histórico van a querer estar ahí. También debemos desarrollar un gran aparataje de seducción".

-... Que usted como publicista domina. ¿Busca también promover las relaciones interlocales?
"Sí, bilaterales e interlocales, con exposiciones, clínicas de artistas. En el caso de Rosario con Concepción, por ejemplo, se ha logrado conseguir financiamiento de los consejos regionales de cultura. Hay trabajo, hay pensamiento, hay obra".
"No es un centro de la embajada, sino de Chile"

-Imagino que contempla una política de exhibiciones, ¿cuál sería la línea curatorial?
"Este no es un centro cultural de la embajada, ni menos una salita que tiene la embajada para hacer unas cositas, sino un centro cultural de Chile con diversas salas. En un lugar así no hay curatoría, sino conducción a través de un modelo de gestión. Las curatorías corresponden a muestras específicas. Tampoco es la promoción de mis posiciones artísticas, sino la implementación de una política de presencia cultural".
-Pero como protagonista de la performance en Chile, ¿podrán ver algo de ello los argentinos ?

"¿En el centro cultural? Sería impropio que expusiera. Lo principal es el trabajo de agregaduría y dirección, no de promoción de mi obra".

-¿Se relacionará más con museos, artistas ?
"Dependerá de los proyectos. No hay que tener preconceptos de ninguna especie. Y no puedo adelantar ninguna actividad aún. Estoy estudiando".

"¡Yo también defiendo la pintura!"
- Siendo esencialmente un artista conceptual, ¿incentivará también proyectos con pintura chilena ?
"Tendrán cabida los artistas que satisfagan una política de exhibiciones de calidad. Pero, que quede claro: ¡Yo también defiendo la pintura! He trabajado desde el lenguaje corporal y la pintura llevo estudiándola desde los años 70. Soy coleccionista, tengo, por ejemplo, un Cosme de San Martin muy especial. Me molesta que nadie hable de Sergio Mallol y de su San Francisco de Assís, que fue copiado después por Schia o Palladino. La gente cree que el arte conceptual está solo en lo feo. Pero no. Yo creo en la Matilde Pérez. Soy un enamorado de la pintura, como podría ser Carlos Alberto Cruz, Pancho Smythe o Adolfo Couve . Al ver obras de Turner caigo ensoñado, él pintaba arriba de las barcazas a punto de volcarse por el movimiento. Es que no hay nadie que no tenga una vida de 'performancista'".

-¿Cómo resguardará la independencia en las artes visuales y no caer, como sucede, en muestras y representaciones de bienales manejadas por grupillos de artistas y curadores amigos ?
"No trabajando con esos grupillos y curadores que se autobombean! ¡En el arte, no tengo amigos!

El nuevo Centro Cultural en pleno Parque Palermo
Contiguo a la embajada, el nuevo centro (aún no inaugurado oficialmente) se emplaza en una zona privilegiada, no sólo por estar en el parque Palermo, sino que por ubicarse dentro de un circuito de arte consolidado, formado por el Museo Malba y el Palacio Errázuriz . Su arquitecto, el chileno Sebastián Irarrázabal, nos detalla que el "nuevo edificio se integra a la construcción de la embajada existente mediante el uso de las mismas geometrías curvas y replicando las mismas proporciones horizontales de la construcción que data de los años 60. " En los 900 m² construidos se ubican tres zonas, " una audiovisual , con un auditorio para 120 personas equipado para realizar proyecciones de cine y video, pequeñas obras de teatro y música o lanzamientos de libros. Otra zona destinada a la diversidad de las manifestaciones artísticas que contempla cinco grandes paneles móviles que permiten configurar ese recinto de múltiples maneras. La iluminación general es en base a fluorescentes compactos T5 de bajo consumo y la iluminación focal de focos master color. Y hay una tercera zona destinada a cafetería, que cuenta con una terraza con amplia vista a los bosques de Palermo ", según nos precisa el arquitecto.


Por CECILIA VALDÉS URRUTIA